Todos nosotros, sin importar la edad, siempre estamos recordando alguna cosa o a alguien. Recordamos incluso cosas que nos entristecen, como si eso fuese algo natural y automático. Pero, es esencial definir lo que es importante recordar y lo que no es necesario pensar. Sólo necesitamos recordar las cosas que nos dan poder y no las que consumen nuestras energías. Recordar a Dios es el recuerdo más poderoso.