Generalmente usamos la lógica para dar instrucciones a alguien, pero no siempre eso trae el resultado que esperamos. Lo que necesitamos es desarrollar equilibrio entre la razón y el sentimiento. Precisamos agregar más amor en el acto de dar orientaciones a las personas. El amor trae dulzura y ligereza. La lógica trae claridad y discernimiento. Así, lo que digamos será efectivo. Aquel que actúa con equilibrio entre la cabeza y el corazón será siempre exitoso.