CLARIDAD

Cuando las palabras son las precisas no hay necesidad de que sean excesivas. Una mente clara renuncia al desperdicio en nombre de lo esencial. Su comunicación no produce ruido, todo es absorbido. Con claridad, se hace leve compartir ideas; y natural el aprender. Ninguna interferencia es capaz de romper la conexión entre los interlocutores. La atención se dirige hacia las palabras que llevan consigo sentimientos verdaderos.