Una persona que tiene sensibilidad es capaz de endulzar los secretos internos del corazón y extinguir el fuego de la ira y de los humores negativos que corrompen la consciencia. Tener ira es el mayor sentimiento de debilidad que alguien puede demostrar y la señal más grande de su propia derrota. Por tanto, la verdadera dulzura se hace visible a través del saber y de un corazón misericordioso capaz de sentir al otro. Juntas, Sabiduría y sensibilidad, revelan a los demás la especialidad de la dulzura y real grandeza (António Sequeira).