Todos necesitamos de unas vacaciones. Detener lo evidente. Desconectar el piloto automático. Cambiar la rutina. Conocer otros lugares y personas. Cuando conseguimos salir de vacaciones, regresamos renovados y ligeros, trayendo un universo de posibilidades. Meditar es como estar de vacaciones. Pero para eso no necesitamos ir a ningún lugar. Basta elevar el pensamiento a otra escala, lo ilimitado. Ver el mundo desde lo alto. Mirar las situaciones desde otro ángulo y con desapego. Descubrir que allá arriba somos intocables, eternos e indestructibles. Cuando conseguimos experimentar unas micro-vacaciones así, regresamos más frescos, animados y creativos