La vida es como un drama (obra de teatro). Al entender la trama, entiendes todo. Dar atención a tu crecimiento personal, acercarte a Dios y ayudar al progreso de los demás son actitudes que no tienen "contra-indicación" y que nos ayudan a fluir en esta gran actuación. Con todo, puede haber momentos en que este drama parece ir a nuestra contra y, muchas veces, esto ocurre cuando: 1. Un actor quiere ser el Director y controlar a otros y al propio drama; 2. Un actor no desempeña su papel de modo preciso; 3. Un actor se compara demasiado con los demás, sintiéndose superior o peor. Así, la aceptación de que somos individuales, que cada uno es responsable por su desempeño, con un gran potencial por desarrollar, y que todos podemos contar con el soporte del Director, Dios, es una señal de aquellos que se hacen sabios.