Cuando brindamos quietud a la mente, ella nos ofrece claridad en retorno. Donde hay claridad no puede haber desperdicio. El desperdicio ocurre cuando la mente insiste en pensar acerca de las situaciones y sobre lo que las personas hablan o hacen inmediatamente después que aquellas circunstancias hayan terminado. Tales pensamientos suelen estar influenciados por las dudas, críticas y juicios tales como: ¿por qué sucedió eso? Aquella persona no debería haber dicho eso. Tales pensamientos son llamados inútiles o de desperdicio. Por tanto, siempre que percibas que tu mente está yendo en esa dirección, procura calmarla creando pensamientos de paz y aceptación, Todo lo que sucedió era lo que debía ocurrir. Al colocar un punto final en la conversación interna residual, ofreces espacio para que la mente cree novedad y felicidad.