Cuando nos reconocemos como seres de paz, en paz con nosotros y con el mundo. Cuando nos reconocemos como fuentes de amor, con la intención de conectarnos con los demás. Cuando nos reconocemos como seres alegres, dejando que la alegría abra el pasaje que lleva a nuestros corazones hacia el mundo. Cuando somos así, vivimos en nuestra verdadera naturaleza. Es la verdad de nuestra naturaleza la que nutre la sabiduría para crear las decisiones adecuadas en la hora acertada. Sólo entonces podemos ver como la percepción de nuestra naturaleza verdadera afectará y reflejará en las circunstancias externas de nuestra vida.
Mike George