Es esencial gustar de sí mismo y no sólo gustar –amarse. A veces necesitamos de personas que nos ayuden a llegar a ese estado. Necesitamos de personas con enorme paciencia para ignorar nuestra violencia y continuar siempre realzando nuestros puntos fuertes. Esas no son las personas aparentemente bondadosas que enuncian nuestros problemas, sino aquellas raras figuras maternales que repetidamente focalizan lo que es bello en nosotros. Esas personas son preciosas como ángeles.
Anthea Church, Dê um tempo para você, Editora Gente