Dios es tu compañero y está combinado contigo. Él está siempre listo para ayudarte en los momentos de necesidad. Él también participa de tus momentos de alegría. Cuando integras una sociedad divides todo, sean buenos o malos momentos. Sabes que tu socio hará todo para mantener la sociedad. Y tu socio sabe que también harás todo por el bien de la sociedad. Esa es una relación tan bonita ¡¡¡ Los amigos fieles no se pueden separar. Así es con Dios. Tú y Él, siempre juntos. Pero para hacer de Dios tu compañero necesitas colocar un punto final a las situaciones. Necesitas separarte de las escenas y volverte un observador desapegado. De esa manera, nada y nadie podrá separarte de tu Compañero.
Dadi Janki