Siempre que estamos iluminados, dejamos desbordar nuestros dones. Y todos con quienes nos encontramos también se benefician con nuestra energía. Ni aun las personas problemáticas, pueden resistirse a nuestro ofrecimiento, serán tocadas por la luz de nuestro esplendor. Al despertar el espíritu, retiramos el temor en nuestras relaciones con los demás y admitimos el amor en su lugar. Nadie puede aplastarnos, sea lo que sea que hagan. Al perdonar a quienes nos tratan con menos respeto, acumulamos crédito en nuestra cuenta espiritual. Somos bendecidos en la proporción en que donamos.
Mike George, Discovering Inner Peace, DBP, London, 1999