ACEPTACIÓN



Cuando somos gentiles con nosotros mismos, cuando desaceleramos y bailamos suavemente la música de la vida, las relaciones con nosotros y con los demás cambian. Conseguimos calmar el auto-reclamo y serenar las exigencias en relación a las personas. Permitimos ser lo que somos y también aceptamos lo límites de los demás. La aceptación hace la cara más amena, el cuerpo más relajado. Trae armonía a todos alrededor, aquietando la atmósfera.