Cuando somos honestos acerca de nuestras limitaciones y debilidades, hacemos que los demás y el mismo Dios nos ayuden en lo que nos hace falta. Pensemos en una rosa, ella esta siempre regalando su fragancia y belleza, y no intenta esconder las espinas. Las espinas son tan honestamente visibles que aun así las personas quieren tomarlas por su fragancia. Dios permanece satisfecho con un corazón honesto. Él siempre muestra como remover las espinas y alcanzar el destino de la verdad.