Sembrar las semillas de los sentimientos puros es experimentar frutos positivos. Cuando nuestros sentimientos son siempre positivos y puros, no tenemos la expectativa de que los frutos vendrán de inmediato. Aunque los demás no respondan a nuestra positividad, continuamos donando a través de las vibraciones, palabras y acciones. Cuanto más puro son nuestros sentimientos por quienes nos rodean, más positividad aflorará desde dentro. Al descubrir esa positividad interior, somos capaces de dar sin condiciones. Así experimentamos el fruto inmediato de lo que donamos y continuamos disfrutando más frutos en el futuro.