Para nadar en el mar necesito, ante todo, pasar la zona de reventazón. Olas grandes y pequeñas vienen hacia mí, creando resistencia en el avance. Situaciones tensas, pensamientos negativos y relaciones conflictivas vienen para reducir mi fuerza y coraje. Pero con valentía soy capaz de vencer la zona de conflicto y llegar a las aguas tranquilas para zambullirme a mi gusto. Y allá en el fondo del mar encuentro una a una, las perlas preciosas: las virtudes que me hacen singular.